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Sobre Nymphomaniac, de Lars von Trier

Melancholia del mismo director me pareció una buena película. Traté de ver Antichrist, pero me aburrió. Le entré a Nymphomaniac y la logré terminar; me provocó una reflexión que quiero compartir, sin hablar de la trama ni del final.

Von Trier se esfuerza por mostrar el Mal en todos nosotros, personificado en el egoísmo de la protagonista y de todos con quienes se topa. Todos son egoístas y se preocupan sobre todo por sus satisfacciones y caprichos personales; lo son en todo momento y sobre todo como caracterización de cada uno. Este esfuerzo convierte a los personajes en caricaturas de sí mismos y obliga al director a incluir algunas secuencias en extremo jaladas.

Lo interesante es que un fanático del Mal es tan cursi y tan patético como un fanático del Bien, el típico santurrón; Von Trier es un malturrón. Se sube a su caja de jabón a predicar contra la hipocresía de la sociedad, lo cual está bien, pero a la vez se vuelve un apologético del Mal como lo predominante esencial a nuestra naturaleza, lo cual está tan sesgado como afirmar que el Bien lo es.

El pulso entre nuestros impulsos primates egoístas y nuestra propuesta cooperativa continúa y se expresa en cada quien, en cada uno de nosotros. Uno se pregunta si Lars no está utilizando su glorificación del Mal como justificación para el morbo presente en muchas de las escenas de Nymphomaniac.

Charlotte Gainsbourg y varios de los demás actores, geniales.

Buen fin de semana,

Eduardo


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